Los tres primeros meses ni siquiera controlé mis días fértiles, básicamente dejamos de poner medios y lo hacíamos cuando nos apetecía. Los viví con muchísima ilusión y viéndome síntomas hasta en el alma, pero obviamente la señorita de rojo siempre hacía su aparición estelar. Por aquel entonces yo decía, este mes es el mío, y además lo decía con una sonrisa de oreja a oreja. Mi familia me preguntaba por la búsqueda de niños y aunque me hacía la tonta, en el fondo se me reían los huesecillos.
Según los expertos, el 30% de las parejas menores de 35 años se quedan embarazadas en los 3 primeros meses, pero no fue nuestro caso.
Era gilipollas. Así de claro. Pero gilipollas de manual, porque vamos, la de cosas que dejé de hacer por si acaso... incluso en la fase folicular (que ahí no hay na' de na').
- Dejé de tomar cafeína: Ni café, ni mi amadísima Cocacola Light. Iba al trabajo tipo zombie por las mañanas.
- Dejé de beber alcohol: Es que ni una mísera cerveza me tomé en las fiestas de mi pueblo, ni en los cumpleaños, ni barbacoas,...
- Dejé de comer embutido y jamón: ¿Pero se puede ser más tonta?
- Dejé de tomar anti-inflamatorio durante mis reglas: Ahí sí que lo pasé mal, porque tengo reglas muy dolorosas. ¿Porqué hice esto? A parte de por gilipollas (como ya he dicho), por si era uno de esos casos "raros" en los que el sangrado de implantación era muy abundante y tardío, o incluso de esas embarazadas que siguen teniendo reglas. En fin...
Conclusión: El día en que realmente me quede embarazada (si pasa claro) llevaré una dieta correcta, pero antes de eso he decidido que voy a disfrutar la vida.